Erase una vez
una princesa
bella como el rocío de violetas
dulce, como una mártir sus proezas
y es su historia la que voy a relatarles...
Ingeburg es us nombre
sin falsía
y su título fue
reina de Francia
para todos fue luz y melodía
para todos excepto él
fresca fragancia.
El era quien regía los destinos de su reino
corazon despiadado, crudo invierno.
Ella albricias
sol y mar,
dulce elegancia
Una oración a Dios y una alabanza.
Pero es asi su destino, y es de llanto
pues al pie de un altar sellóse el pacto.
Pero el vil infame
en su capricho
solo dolor
traspuso en su sendero
Y al rigor del calustro fue confinada
marchitose el amor y la alegria
lagrimas sazonaba dia a dia
Sin contemplar la luz en su camino.
Al Santo Padre sus ruegos dirigía
Solo su dignidad eso pedía
antes de ser manchada de amargura.