sábado, 26 de septiembre de 2009

Agua secreta, tierra lejana.




Princesa, escondite y llaga.
Consuélame entre tus brazos.
Si tus ojos me desvisten
todo caerá en pedazos.

Eres parte de mí
en mi ensueño,
tu ropaje es pálido, mas no tu alma.

Prescindiendo de ti y en mi agonía,
paúperrima la sonrisa que ha de venir.
Te niego y te colmo de blasfemias,
la espina sigue...
Mientras viva, seguirá.
No hay remedio para ello.

No hay remedio para la vida,
no hay remedio para la muerte.