miércoles, 10 de noviembre de 2010

Nostalgia


Alegre y parlanchina la mañana

Cortés y diligente el cielo azul,

Las sosegadas nubes traen albricias

Y sueños en un arco de color.


La gente pasa y ríe, me saluda,

Jugando están los niños a tropel,

Pero en mi corazón un frío intenso

Muy lento me envenena el corazón.


Sutil es la agonía de mis horas

Invisible e imposible de aprehender,

El secreto se cuela entre mis ojos

Cuando nadie me presta su atención.

Todo es maravilloso, todos callan

O siguen en su necio parlotear.

Mientras mi alma bañan las tinieblas,

La tierra se cubre de verdor.