Tras las murallas de mi soledad,
El susurro del Bosque es tan distante.
El sosiego del alma es tan arisco y lejano a mi Hoy.
Vivo días de loco plañir, de mustio mirar.
Mis manos y mi voluntad atadas
por esta cruel ansiedad.
Que no me deja dormir sin sueños crueles.
Que no me deja reír ni respirar.
Anhelo la no-existencia,
deseo fundirme al vacío, al absoluto.
Y dejar de ser Yo.
Mi pasado y mi presente me atormentan
Y soy tan débil
no puedo sostener a quienes amo aunque lo quiera
y eso me hace sentir más miserable...
No puedo sostener mis propios pasos sobre la Tierra!!!
Sólo tengo este sensible corazón que lejos de premio, es una condena.
Y esta mente que es un látigo, un alacrán.
Bebo del manantial de aguas pantanosas...
Sólo anhelo volver a oír
el susurro del Bosque.
Mis pensamientos aquí y en todas partes
anhelan con fervor la calidez de una matriz...
La Eterna Niña en mi corazón
desea recuperar esa despreocupada paz,
esa despistada paz que un día sentí.